Hepatitis B: enfermedades clínicas, diagnóstico de laboratorio, tratamiento, prevención y control.

A continuación, se habla respecto a las manifestaciones clínicas por el VHB:

• Hepatitis aguda. Esta es la patología con la que se comienza al infectarse por dicho virus. Antes del inicio de la infección, directamente, se comienza con un período de incubación, que como ya se dijo puede variar dependiendo de múltiples factores. Luego con un período prodrómico, que también es denominado como un período preictérico, aquí se presentan síntomas iniciales, antes de afectar concretamente al órgano diana, como fiebre, malestar general (presente en el 95% de los pacientes), anorexia (90%), náuseas (80%), vómitos, malestar intestinal; también, es posible que se presente dolor en el cuadrante superior derecho en un 60% de los infectados. Luego, es el inicio del período ictérico donde hay presencia de ictericia en el paciente debido a la lesión hepática que ha sido generada por la respuesta celular, también generando orina oscura y heces pálidas, como ya se había comentado. Sin embargo, es posible que este período agudo de enfermedad no presente elevación de bilirrubina, por ende, no habría ictericia. Este cuadro agudo presenta tanto manifestaciones clínicas, las ya mencionadas, como biológicas. En el caso de las manifestaciones biológicas debe haber presencia de HBsAg en sangre al igual que inmunoglobulina M anti-HBc, pero este es posible detectarlo tan solo en ''el período de ventana de antígeno de superficie de hepatitis B'', es decir, cuando HBsAg y anti-HBs son indetectables. Este cuadro es más expresivo en el adulto que en el niño. La evolución de este período lleva hacia la curación en un 90% de los pacientes; sin embargo, en el 9% de los casos evoluciona a una hepatitis crónica por HBsAg positivo durante más de 6 meses, y tan sólo el 1% de pacientes llegan a una hepatitis fulminante, es decir, un fallo hepático, con una elevada tasa de mortalidad. 
  

• Hepatitis crónica. Presente en el 5-10% de pacientes que padecieron primeramente hepatitis aguda. En el caso de estos pacientes presentan HBsAg positivo superior a 6 meses, elevación de transaminasas (enzimas hepáticas) de forma persistente o intermitente; al igual, en la biopsia hepática se presenta actividad necroinflamatoria. En este cuadro se presentan dos tipos de hepatitis crónica, una tercera parte de los pacientes padece hepatitis crónica activa, la cual actúa destruyendo continuamente el tejido hepático, este padecimiento tiene como complicaciones la destrucción hepática, cirrosis, insuficiencia hepática o carcinoma hepatocelular primario (CHP). Ahora bien, los dos tercios restantes sufren hepatitis crónica pasiva, la cual tiene una mayor probabilidad de sufrir las complicaciones ya antes mencionadas. En el caso de estos pacientes, son propensos a sufrir un cuadro fulminante si sufren una coinfección por el virus de la hepatitis D (VHD).

• Carcinoma hepatocelular primario. Según la Organización Mundial de la Salud se estima que el 80% de los casos de CHP son provocados por el VHB. El CHP suele ser mortal y es una de las tres causas más comunes de mortalidad por cáncer en el mundo. El CHP es un cáncer humano que se puede prevenir con una vacuna. El período de latencia entre el VHB y el CHP es de alrededor de 9-35 años.

Primeramente, el diagnóstico para la hepatitis se realiza a partir de la sintomatología clínica y presencia de enzimas en sangre. Sin embargo, la serología para el VHB permite la descripción de la evolución y naturaleza de la enfermedad, por lo cual se pueden ocupar métodos de detección como el enzimoinmunoanálisis de absorción (ELISA) para antígenos y la reacción en cadena de la polimerasa (PCR) para el ADN viral. Ahora conociendo esto, es relevante conocer qué nos demuestran estos estudios. 

En el caso del HBsAg, se dice que es detectable entre la segunda y sexta semana antes del período de enfermedad, este antígeno persiste durante todo el cuadro clínico hasta su desenlace. Tanto HBsAg como HBeAg que se secretan durante la replicación vírica, así como la ausencia de anticuerpos contra estos antígenos indican la presencia de una infección crónica. En el caso de la presencia de anticuerpos contra el HBsAg, esto indica la resolución de la enfermedad o que el paciente ha sido vacunado. También, los anticuerpos contra HBe señalan el inicio de la resolución de la enfermedad. 

En el caso de la IgM anti-HBc, se detecta cuando el paciente presenta una infección aguda reciente, por lo cual es el mejor método para poder evaluar la evolución de la enfermedad cuando el individuo presenta el ''período de ventana''. En el caso de portadores crónicos, su suero presenta títulos bajos de anticuerpos IgM contra HBc. Ahora bien, los anticuerpos contra HBcAg indican una infección actual o antigua. 

Se presentan fármacos antivirales para el tratamiento contra la hepatitis crónica activa para así evitar la progresión a fibrosis hepática o la aparición del carcinoma hepatocelular primario; se utilizan fármacos con actividad contra la polimerasa como la lamivudina, entercavir, telbivudina o tenofovir. También se presenta el interferón alfa-2a pegilado, este se administra durante 4 meses aproximadamente. Además, se presentan análogos de nucleósidos como el adefovir dipivoxil, famciclovir y telbivudina, los cuales se administran a lo largo de 1 año.

Para prevención se puede administrar inmunoglobulina contra la hepatitis (HBIG) durante la semana siguiente a la exposición. Se recomienda la administración de esta inmunoglobulina a los recién nacidos de madres con VHB. En general, se recomienda tanto la administración de la inmunoglobulina y la vacuna contra la hepatitis B para prevención tras exposición al virus. Hablando específicamente de la vacuna, se dice que se dispone de una vacuna desde 1982, la primera vacuna fue hecha a partir de un derivado de partículas HBsAg humanas de 22 nm obtenidas de individuos con infección crónica. En la actualidad, existen vacunas que se obtienen mediante la inserción de un plásmido que contiene el gen S del HBsAg en una levadura, su proteína desarolla inmunogenicidad. Además, se presentan vacunas contra el VHB para adultos de 18 años y mayores. En el caso de El Salvador, es importante tomar el esquema de vacunación actualizado para el año 2023, en el cual se menciona que la administración de la vacuna contra VHB debe ser en las primeras 2 a 4 horas de vida; luego, ser administrada entre los meses 2, 4 y 6 a partir de la vacuna pentavalente; también, se requiere de otra administración a los 18 meses por medio de la vacuna hexavalente. La vacuna contra el VHB es recomendable en adultos mayores, grupos de riesgo y personas con enfermedades crónicas.  

También es importante mencionar cómo se puede controlar la propagación de la infección a partir del cuidado de la persona, primeramente. Se aplican las preocupaciones universales con sangre y líquidos corporales asumiendo que todos los pacientes presentan dicha infección; así, utilizando guantes, gafas y ropa protectora para manipular la sangre y líquidos corporales. También se deben tomar precauciones especiales cuando se utlizan agujas e instrumentos cortantes. 

Jawetz, Melnick, & Adelberg. (2016). Microbiología Médica (27.^a ed.). McGraw-Hill Education.

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